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Leyendo, escribiendo (Disponible solo en ebook)

Autor: Julien Gracq
304 pp.
14 x 21.5.
Precio:22,00 €
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Ebook: 11 €

Las traducciones de la obra de Julien Gracq al español son escasas: sus novelas no han alcanzado una gran difusión, salvo para un público lector incondicional, y su obra crítica es inédita. Leyendo escribiendo se convierte en una publicación de suma importancia. Es la principal obra de Gracq dedicada a la obra de otros escritores y se trata de la ferviente y lúcida dedicatoria de un escritor.


Un trabajo crítico desde el corazón mismo de la escritura, algo que muy pocos pueden hacer. El crítico es un lector ideal, más atento tal vez, y que se ofrece a actuar de intermediario elocuente entre el autor y otros posibles lectores. Pero además, la escritura se origina en la lectura, se escribe porque otros antes que nosotros han escrito, y se lee porque otros antes que nosotros han leído. Lectura y escritura constituyen un proceso continuo y creador. El título informa sobre el análisis y maduración para la expresión de la opinión crítica. Si se lee con la pluma en la mano, y se sigue el texto a través de las páginas, de las frases, de las palabras, podemos recobrar el movimiento propio de la escritura, que no obedece a ninguna idea preconcebida, ni a una preocupación por el equilibrio cuidadosamente estudiado, sino a un impulso misterioso, inaprensible. El secreto de la escritura se halla en su automatismo, incluso cuando el autor cree dominarlo.

«Muy a menudo la crítica, poco preocupada por la tracción imperiosa hacia adelante que mueve la mano de pluma, poco preocupada de la corriente de la lectura, tiene bajo su mirada al libro como un campo desplegado y busca simetrías, armonías de agrimensor, cuando todos los secretos operatorios revelan exclusivamente la mecánica de los fluidos». Por eso el crítico, después de este recorrido que ha de recobrar el ritmo original, puede ya transmitir al lector su entusiasmo o decepción y convencerlo con un procedimiento que nada tiene que ver con presupuestos, resúmenes, temas, influencias, adscripciones a tal o cual escuela, divulgaciones o referencias al contexto histórico social; nada distinto de la obra misma, nada que gire en torno a ella sin hallar su especificidad, su carácter único, para terminar relacionándola con lo más o menos peregrino y así dotar de sentido a un trabajo obligatorio que no vocacional. Malos tiempos, por mercantiles, para la crítica.

Leyendo escribiendo constituye el bloque más homogéneo de su obra crítica. Se presenta como un conjunto de reflexiones, observaciones de distinta extensión, agrupadas en torno a una serie de temas. Dentro de éstos destaca la parte dedicada a los novelistas franceses del siglo XIX: Stendhal, Balzac, Flaubert, Zola y Proust, considerado como fin del trayecto; con él se alcanza el ocaso de la novela ya en el siglo XX. Habitualmente Proust es considerado como el escritor que lleva la novela a su culminación y logra la obra total, pero el análisis que realiza Gracq pone en evidencia una trayectoria descendente, la inspiración novelesca se debilita y el género ha ido de la prospección a la rumia nostálgica, y así también en la novela posterior a Proust. Gracq apuesta por la inspiración novelesca, pero para superar este impasse de reconstrucción y fijación inerte donde se halla, y que afecta también a la fotografía y al cine, el género ha de investigar nuevas posibilidades.

Otro apartado del libro se centra exclusivamente en la novela, y sus propiedades; hace una defensa del género y escribe contra la pretendida arbitrariedad que sus detractores le adjudican partiendo de la célebre frase de Valèry: «La marquesa salió a las cinco»; o se detiene en aspectos como el tema.

Establece relaciones entre la literatura y otras artes, como la pintura, de la que destaca su insignificancia como elemento activo transformador. En cuanto a la historia; partiendo de un fragmento de Tácito señala un bello tema para un peplum a la manera de Flaubert. Y sobre el cine, desmitifica arriesgadamente su poder afirmando que de todas las artes es la que permite desarrollar menos el talento de sus consumidores.

No falta una parte centrada en la poesía, en algunos poetas como Baudelaire, Rimbaud; en la música: Wagner, Berlioz; en la evocación de lugares: la Rusia de Custine. O escribe con emoción sobre la casa de André Breton: «Había aquí un refugio contra todo lo maquinal del mundo».